martes, abril 01, 2008

Fin



...y de fondo: El mar (http://www.goear.com/listen.php?v=eeafe3b).

Hace tiempo que ha dejado de importarme, que no recuerdo nada. El pasado significa ahora solamente un tiempo vivido. Me cansé de anclar mis emociones en escenas congeladas. Encontré en el odio la única forma de olvidar. Busqué dentro de mí y hallé a las personas que aún no he sido. Caminé, al fin, por playas de arena blanca y el salitre se adhirió a mis tobillos como lo hizo muchas tardes antes, en Castell de Ferro. El viento hizo zozobrar otra vez los barcos, encallados en los arrecifes, rasgadas las velas, desorientadas las brújulas. Siempre que acudo a los inicios de un nuevo tiempo me reencuentro con la costa, escenario del azote de un levante enfurecido.

No quiero que esta parte de mí que he descubierto, más arisca y resistente, acabe por destruir todo lo que he sido antes, pero necesito deshacerme de las ropas quemadas. Rescato algunos maderos mojados que me llevo conmigo, pero dejo atrás todo lo demás. Lo que me hizo daño, lo que me hizo débil, lo que me hizo odiar lo que había querido tanto...

Hoy sólo quiero que mi rumbo sea más firme y que el miedo no derrumbe fortalezas. Que no tenga nunca más que sentirme tan culpable por todo.

Yo sólo quise ser la mejor persona posible, pero pocas veces sirvió para algo. Pasará mucho tiempo hasta que vuelva a ser igual que antes, porque todo es distinto. Y, sinceramente, me siento mejor ahora.

Quizás el temporal haya arrastrado consigo los disturbios hacia la profundidad de un océano que se acuesta cada tarde con cometas. La fragilidad de los cuerpos, la inconsistencia de los deseos, la fugacidad de la luz (¿recuerdas?)... Sólo me quedo con lo que escribí la última vez: la convicción de que siempre queda algo bueno por llegar. Quizás sea mejor así. Quizás he sido yo el que siempre ha estado equivocado.