sábado, agosto 23, 2008

Nostalgia


... viene del blog 'SeeUaround'. El enlace al post relacionado es: http://seeuaround.blogspot.com/2008/08/desear.html

Tienes razón.

Cuando la cotidianidad envuelve los días, la libertad se presenta como una atracción irresistible.
Pero si dices que para ti "la felicidad es sentir cada momento el deseo de conocer al otro", puede interpretarse que la felicidad llega cuando el deseo te vincula a otra persona, sacrificando la libertad. Ésta siempre regresará más tarde, cuando la curiosidad desaparezca, pero entonces el fugaz instante de satisfacción más absoluta ya habría pasado de largo.

Es por esto que decía, aunque quizás no eligiera bien las palabras la última vez, que en realidad solemos estar dispuestos a renunciar a la libertad para dejar de desear y vincularnos a alguien. Seguir deseando, pero ya sin libertad y de un modo diferente.

El jueves por la tarde me tumbé en la arena de espaldas al viento y descendí mi punto de visión hasta el suelo, con la mejilla apoyada sobre la tela de la toalla. Las ráfagas de polvo de tierra azotaban primero mi espalda de modo acompasado, mucho antes de que las esperara, de que las viera llegar. Después, esquivaban mi cuerpo por los flancos y reptaban por la playa para ir a morir a la orilla, donde finalmente desaparecían.

El deseo actúa de un modo parecido. Llega desde atrás, desde el pasado, desde las experiencias que te hacen anhelar. Golpea todo el cuerpo, se adhiere a la piel como la libertad se adhiere a los vínculos. Luego, cuando lo has sentido, rodea tus flancos y sigue su camino, pero entonces sólo puedes contemplar la manera en que se aleja hasta verlo morir en el mar. Y esperar la siguiente racha de viento, la próxima sacudida.

Es posible que sea cierto el hecho de que haya un enfrentamiento mutuo entre la búsqueda de la seguridad y la necesidad de libertad. Aunque, siendo sincero, si tuviera que elegir entre el preciso instante en el que la arena embiste las vértebras y aquel en el que sólo la sientes alejarse, elegiría el primero. Aunque con ello renunciara a la nostalgia de verla marchar para siempre.

Renunciaría a los tiempos pasados y futuros para suspender en el aire el segundo en el que he sido más feliz.

Dirás que eso es imposible.

Lo es.

Por eso siempre me acompaña la nostalgia.

1 comentario:

  1. Por fin...
    http://seeuaround.blogspot.com/2008/09/respondiendo.html

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