martes, septiembre 02, 2008

Las hojas pisadas


* 'Sunrise with Sea Monsters', de William Turner.

... y de fondo: 'Lived In Bars', de Cat Power(http://www.goear.com/listen.php?v=cbfc7ec ).

Los días son extraños. Desde que me marché de la ciudad no he dejado de buscarte. En las primeras madrugadas, cuando no conocía el camino de regreso, meditaba entre los callejones estrechos si aparecerías al tomar la siguiente esquina. Sin apenas darme cuenta, los tonos violáceos del alba siluetearon horizontes, gaviotas y acantilados. La mañana del domingo, con el frescor helado de la primera brisa, pasé las hojas de un periódico hecho mirando entre las líneas, por si estuvieras escondida tras los párrafos. Agarré con fuerza la taza de café caliente para no constipar el pensamiento, tan atrofiado tras cada batalla que libro para encontrarme contigo. Pasaron las horas, pero no acudiste nunca a mi rescate.

Unos meses más tarde, con el barrio arraigado a las costumbres, quise otra vez perseguir el destino que huye siempre, tan veloz. Exploré, sin éxito, otras tardes más viejas por si en ellas daba con algunas pistas de tu paradero. Pero abandonaste todas las posadas en las que alguna vez nos vimos. Y al igual que las calles del pueblo parecen desiertas tras el largo estivo en el que todos han atosigado sus orillas, del mismo modo me encuentro yo desierto algunas noches, cuando me descubro asaltado por la soledad, e intuyo entre mis costillas el filo de un punzón que ha atravesado el tejido de unas sábanas que extrañan tu cuerpo tendido.

Como avisé entonces, he vuelto en los albores de las últimas tardes de septiembre, cuando tiendo hacia el otro lado de mí los puentes que quedaron a salvo. Recuerdo que la última noche que de verdad te vi, miramos las luces artificiales que iluminaban los muros cansados de la fortaleza roja. Ansío la vuelta de los fríos, la llegada de una nueva oportunidad de dar contigo. Supongo que seguirás siendo esquiva, que no permitirás treguar una pausa conmigo. Pero dame un respiro, porque de un tiempo a esta parte me siento fatigado. Las hojas de octubre perecerán pronto bajo las pisadas de los caminantes. Giraré entonces otra vez la esquina en que te busqué al principio, pero en otra ciudad, otras calles y con otros ojos, aunque vuelva a darme de bruces con las veces que no estabas.

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